lunes, 27 de diciembre de 2010
A construcción dun sono
Siempre hay tiempo para un sueño
Siempre es tiempo de dejarse llevar por una pasión que nos arrastre hacia el deseo.
Siempre es posible encontrar la fuerza necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia lo alto.
Y es allí, y solo allí, en la altura, donde podemos desplegar nuestras alas en toda su extensión.
Solo allí, en lo más alto de nosotros mismos, en lo más profundo de nuestras inquietudes, podremos separar los brazos, y volar.
Muchos de nosotros, o quizá todos, habréis sentido alguna vez un cosquilleo en la espalda, un estremecimiento, una extraña turbación que pesa y no pesa en vosotros. Y habréis notado que ese contraste, entre el peso y la levedad, os impulsa hacia arriba. Y el cosquilleo se hace dulce mientras crece la tensión de lo liviano, hacia arriba, siempre hacia arriba y, siempre, desde la hondura, desde el lugar donde anidan los deseos, donde habita un proyecto.
Quizá, a algunos de vosotros, os ha llegado ya el tiempo de enfrentaros a vosotros mismos, para construir el vuelo, y os habéis reconocido en vuestros deseos, y los habéis defendido con honestidad.
Y quizá, hoy, mas que nunca, para algunos de los que estáis aquí, comienza el tiempo. Comienza la oportunidad de llevar a cabo todos vuestros proyectos.
Es posible, muy posible, que el vértigo os acompañe, y el miedo, y la inseguridad, la incertidumbre, incluso la desolación, cuando alcancéis altura y temáis que vuestras aspiraciones sean mas grandes que vosotros. Dudareis, por supuesto. Y en muchas ocasiones la vacilación os hará caer. Y alguien os señalara con un dedo acusador, despreciando vuestro vuelo, tachando vuestras alas de locura. Pero vuestras alas no son locura, No son locura.
Y a los que hoy, más que nunca, sentis un cosquilleo en la espalda, os digo, con la más absoluta de las certezas, que vuestros deseos no serán nunca más grandes que vosotros, si os reconocéis en vuestro sueño, si vuestro sueño os reconoce.
Y alcanzareis la altura, y aprenderéis una nueva forma de mirar el mundo, de estar en el mundo, Una manera de vivir que os hará ser mejor persona, más felices que antes, y más conscientes. Porque los sueños no son ilusiones vacías de contenido. Los sueños nos transforman, nos hacer mirar de frente, nos comprometen. Y cuanto mas profundo sea el origen del sueño, mas alto será el vuelo.
Habrá, sin duda, muchas ocasiones de caer. Caeréis, en efecto, muchas veces. Pero la caída también sirve para el vuelo. Y el tocar tierra ha de utilizarse como impulso para volver a levantarse, con una fuerza mayor, con una determinación más firme. Y eso es pasión. Eso es lo que sentimos los que tenemos la fortuna de haber reconocido nuestro sueño, los que hemos saboreado un extraño cosquilleo en la espalda. Y hemos alzado el vuelo, Y hemos caído tantas veces. Y hemos vuelto a levantarlos. Es pasión. Vosotros lo sabeis. Y yo lose. Nuestros sueños no son locura. NO son locura. Y los defenderemos, con honestidad, como nuestras alas defienden nuestro compromiso, siempre moral, con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Si, nuestro vuelo nos defiende, aunque tengamos que ocultarlo muchas veces, por pudor, por modestia, o por miedo. Tendremos que hacerlo, y nos veremos obligados a protegernos de aquellos que están dispuestos a cercenar los sueños. Sentiremos cercana su amenaza, y ocultaremos nuestras alas ante el brillo de sus espadas, invariablemente en alto.
Es duro defender un sueño. ¿Quién dijo que el cielo siempre es azul? Es duro, lo se, como también vosotros lo sabéis. Pero es mas duro negarlo. Porque nuestros sueños nunca nos negaran. Podrán abandonarnos las personas, podrán fallarnos los amigos, las instituciones, los gobiernos. Pero nuestro sueño nos acompañara siempre, con lealtad, para que podamos asomarnos al espejo, cada dia. Nos miraremos, y la imagen nos devolverá nuestra propia dignidad, y comprobaremos en el reflejo que no nos hemos traicionado, que no hemos despreciado lo mejor de nosotros mismos, y que el desanimo que nos acompaña muchas veces, nunca nos ha llevado a desistir, Y que seguimos vivos. Completamente vivos.
No. No renunciaremos jamás.
Porque renunciar al sueño es morir un poco, o mucho morir arrastrando los pies por la tierra.
Y hoy, más que nunca, los que no nos hemos permitido la renuncia, sentimos en lo hondo una emoción intensisima. En lo hondo, allí donde reconocimos nuestros deseos, donde nacieron nuestros sueños, donde habitan, donde se alimentan con el aire que les lleva n nuestras alas. Hoy, esta noche, desde allí, donde las emociones, asistimos a un prodigio:
¡Nacen alas nuevas!
¡Están naciendo!
¡Que se aparten los tibios, los pusilánimes, los que reniegan e la audacia, a los indiferentes, los escépticos, los pacatos, los recelosos, los tránsfugas, los que conocen su precio, los que lo aceptan, los que apartan la vista, los que vienen de vuelta, los incapaces, los menguados, los que llevan una daga en la mano, los escasos, los cortos, los reptiles!
¡Que se aparten!
En la hondura no hay lugar para ellos.
Es en lo hondo, en lo más profundo de un vuelo, donde vamos a compartir las emociones de esta Ceremonia de Graduación.
Hoy, esta noche, ahora, ya, se escucha el rumor del aire: el batir de las alas de los nuevos licenciados.
Es a ellos. A los que emprenden un camino iniciativo, a los que se abren una nueva ilusión, y culminan la que estrenaron al ingresar en esta Universidad, a ellos, uno a uno, les digo: nuestras alas no son locura, y en caso de que lo sean: ¡bendita locura!
Para ellos, y para los profesores que les han enseñado a construís su sueño y les han acompañado en la andadura, y para las familias, que les han visto luchar, y caer, y levantarse, y les acompañaran en su vuelo, deseo leer dos poemas que resumen mi propia lucha, mi desanimo en las caídas, mi defensa del vuelo:
Contra el desprestigio de la altura
Si la fascinación fuera hermana
De la cautela
El precipicio no tendria
Un balcón
- no penséis en escaleras -
preguntaos
si no es mejor abrir los brazos
y hacer que el cuerpo se adelante.
Si tuviera peldaños el azul
¿Qué seria del águila?
Dejad que la cautela
Encuentre su linaje.
Lanzarote
También yo soy un ángel. Lo fui (Maiakovski)
También yo me he cansado de ser ángel
Y he venido a una isla
Para huir.
Para que el mar me diga
Que no es verdad
Que no es mi deseo de luna
La sangre que tengo entre las uñas
- he doblado mis alas
o se me han caído.
Que no es verdad mi peso
Sino el vuestro.
- fatigadas
se me han caído de vosotros.
Cuando recobre el aliento
Me buscare
Mirando hacia lo alto.
Un parpado caerá
Sobre otro parpado
Quizá entonces
Volar no sea
Un recuerdo antiquísimo
Solo me queda pediros un favor, a los que os licenciáis hoy: no permitáis que vuestro deseo se convierta en un recuerdo antiquísimo. Nunca
¡volad!
¡ y que voléis muy alto!
DULCE CHACÓN.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Bicos voadores.
Publicar un comentario